Baiona - Vigo

Traspasamos Sabarís cruzando el puente románico sobre el río Groba, a cuyas orillas se puede contemplar una avifauna variada, y continuamos el Camino para llegar a Ramallosa. En esta localidad también tendremos que atravesar un puente de 10 arcos, construido sobre otro de origen románico, ya que en ella desemboca el río Miñor, que da vida a la marisma de la Foz del Río. Otro símbolo de la riqueza paisajista de esta ruta xacobea.

Llegados a este punto, el peregrino puede optar por continuar la línea litoral hasta Vigo o tomar la variante por Nigrán para alcanzar la ciudad pontevedresa. Continuando por la costa, el Camino atraviesa varias playas, muy populares y una gran opción para darse un “chapuzón” mirando a las Islas Cíes. Una panorámica que no abandonaremos hasta llegar a Vigo.  
Hay dos opciones para entrar a la ciudad. La tradicional cruza el barrio de Coia hasta As Travesas, aunque hoy en día es menos utilizada, ya que el Camino ha quedado escondido entre urbanizaciones y el tráfico de la zona. La otra opción es atravesar Vigo por el paseo fluvial del río Lagares, por las avenidas de la Florida o Fragoso para llegar también As Travesas. Desde aquí, se llega al paseo de Alfonso XII, junto al olivo, símbolo de la ciudad y se pasa cerca del antiguo Castillo de San Sebastián. Aquí todavía se puede contemplar un tramo de la antigua entrada al recinto amurallado que protegía Vigo que comprendía la puerta de Falperra, próxima a la rúa de Santiago.
En la ciudad gallega, el peregrino podrá encontrar todo tipo de servicios, además de múltiples opciones de ocio y turismo. Un lugar recomendable para retomar fuerzas antes de retomar el viaje, no sin antes visitar la zona de A Pedra, conocida por la amplia oferta de degustación de las ostras de la ría de Vigo.