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#YoMeQuedo en el Camino de Santiago

El Camino con Correos

#YoMeQuedo en el Camino de Santiago

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12-12-2019

El Camino de Santiago es espiritualidad, es naturaleza, es patrimonio, es encuentro con uno mismo y es vida. Porque si en algo ha contribuido la Ruta Jacobea a lo largo de los siglos es a  preservar lugares que, sin el Camino, hubiesen desaparecido.

Hoy queremos sumarnos a la campaña #YoMeQuedo impulsada por Correos y rendirle un homenaje a esos pueblos que un día quedaron en el olvido o que incluso estuvieron a punto de desaparecer y que el Camino de Santiago ha ayudado a revitalizar. Y a toda esa gente que ha decidido quedarse en su pueblo, convertirlo en su motor de vida, cuidarlo y conservarlo para que hoy todos podamos disfrutar y compartir en ellos un siempre reconfortante ¡Buen Camino!

Foncebadón, Rabanal del Camino, El Acebo, Valcárcel… Son lugares familiares y conocidos por todos aquellos peregrinos que algún día tuvimos la suerte de recorrer el Camino de Santiago Francés. Pero, ¿qué hubiese sido de ellos si el trazado jacobeo no nos llevase a atravesar sus calles? Existirían o no pero, desde luego, no serían lo mismo.

José Manuel, propietario de la tienda Grialia de O Cebreiro

“El Camino de Santiago nos ha permitido vivir en el lugar en el que nacimos”. Así lo sostiene José Manuel López Valiña, propietario de la tienda Grialia y de la pensión Casa Navarro, ambos en la aldea lucense de O Cebreiro. Sobrino de una de las figuras clave del Camino como fue el párroco Elías Valiña, Manuel tiene claro que la historia de la Ruta Jacobea y la O Cebreiro van de la mano. Y la suya y la de su familia, también.

 

José Manuel López Valiña, propietario de la tienda Grialia en O Cebreiro

“Nací entre peregrinos, en la hospedería que regentaba mi madre. Recuerdo perfectamente cuando era niño ver a los peregrinos dormir en el comedor, al lado de la lareira, para recuperarse del frío”, rememora. Porque Manuel nació en este lugar de gran tradición jacobea en el 70. Hasta allí se trasladó su madre desde Sarria para echarle una mano a Elías Valiña y allí empezaron a atender a los pocos peregrinos que dirigían sus pasos a Santiago.

Gracias a la labor de revitalización del Camino de Santiago iniciada por su tío y la popularización de la Ruta en las décadas siguientes, O Cebreiro es hoy un sitio distinto. La hospedería se reconvirtió en una pensión que hoy en día funciona durante todo el año, facilitando la acogida hospitalaria a los miles de peregrinos que cada año suben a las montañas lucenses.

En el año 1999, Manuel abrió la tienda Grialia, desde la que atiende las nuevas demandas de los peregrinos: recuerdos, artesanía, comestibles… De hecho, Grialia es una de las tiendas amigas que Correos tiene a lo largo del Camino de Santiago, por lo que cualquier caminante o ciclista puede adquirir un producto y enviarlo directamente desde allí, sin necesidad de ir a una oficina de Correos o de estar pendiente de sus horarios. “El éxito del Camino de Santiago ha sido increíble. Ha sufrido un crecimiento exponencial y eso nos permite a muchos poder vivir de lo nuestro y en nuestro lugar de origen”, asegura.

Ana, cartera rural de O Cebreiro

Esta es la misma impresión que tiene Ana, cartera rural de O Cebreiro: “Sin el Camino de Santiago, pueblos como O Cebreiro estarían muertos”, sentencia. En una Galicia cada vez más despoblada, poco podía imaginar esta joven de Lugo que cada día tendría que subir a lo alto de O Cebreiro. “El Camino de Santiago da riqueza y alegría. Desde luego, es el motor económico de la zona”, asegura. En unas tierras dedicadas históricamente a la ganadería, los peregrinos son ahora los protagonistas. “Todos los días te encuentras gente de todas las partes del mundo. Y eso es algo único”.

 

Ana, cartera rural de O Cebreiro

Ana está en contacto con peregrinos y con personas que dedican su vida al Camino, ya que además de paquetes y cartas, se encarga en ocasiones de mover los equipajes de los peregrinos de albergue en albergue con el Paq Mochila de Correos. “Postales, paquetes, mochilas… La actividad en el Camino de Santiago es frenética y los peregrinos han ayudado a multiplicar los servicios”, asegura. Tras siete años trabajando en las montañas lucenses, Ana tiene claro que, mientras pueda, se quedará en el rural. “Tengo más calidad de vida, la gente es muy agradable y me gusta trabajar aquí”. Mientras haya oportunidad, Ana se queda.

Celestino y Alicia, propietarios del albergue ‘El Cántaro’ de Navarrete

El Camino de Santiago no solo se siente en Galicia. Navarrete, un pequeño pueblo de menos de 3.000 habitantes situado a unos 10 kilómetros de Logroño, lo sabe bien. Agricultura y alfarería han sido, desde siempre, sus dos motores económicos. Hasta que el Camino de Santiago, que cruza desde la Edad Media sus calles, le dio una segunda vida.

 

Celestino y Alicia, propietarios del albergue El Cántaro de Navarrete

Celestino Alonso, natural de este pueblo riojano, decidió hace 15 años abrir junto a su mujer Alicia el albergue El Cántaro. Fue tras hacer el Camino de Santiago en 2002, una experiencia realmente transformadora para este matrimonio. El propio Celestino dejó su trabajo para entregarse en cuerpo y alma a la acogida. Y hasta hoy. Perteneciente a la Red de Albergues del Camino, este alojamiento es popular entre los peregrinos por su hospitalidad y su espíritu jacobeo.

En estos quince años, el pueblo ha cambiado, en parte gracias al Camino. Cada año hay más peregrinos y más actividad económica alrededor del Camino como demuestra la apertura de varios alojamientos. “El primer albergue privado de Navarrete fue el mío. Quince años, aquí seguimos, atendiendo una media de 5.000 peregrinos al año y como el primer día. De hecho, El Cántaro es el único albergue dedicado exclusivamente al peregrino”, asegura. El futuro para Celestino y Alicia es claro: seguir en Navarrete, compartiendo historias con los peregrinos y ofreciendo su hospitalidad a toda la gente que decida acercarse al pueblo y al Camino.

Fernando y Pepe, propietarios del albergue ‘El Salto’ de Belorado

Lo mismo que en Navarrete ha ocurrido en otros pueblos de Castilla y León, por cuyo territorio discurre la mayor parte del Camino Francés. En Belorado, Burgos, encontramos la historia de Fernando y Pepe, dos hermanos que hace 22 años decidieron dejar Madrid y llevar a cabo el sueño de su padre: vivir en el sitio que lo vio nacer, San Miguel del Pedroso, un pequeño pueblo de apenas 25 habitantes situado a apenas 3,5 km de Belorado.  

 

Fernando y Pepe, propietarios del albergue El Salto de Belorado

Siguiendo los pasos de su padre, Fernando y Pepe compraron la antigua central hidroeléctrica de Belorado y en 2007 abrieron El Salto, un albergue especializado en cicloturistas. En un entorno natural único, El Salto cuenta con 14 plazas y un taller en el que reparar la bici o alquilar una. El Camino de Santiago se ha convertido en una parte importante de su vida. Aunque El Salto no es un alojamiento exclusivo para peregrinos, una buena parte de sus clientes sí lo son. De hecho, el año pasado ambos hermanos decidieron seguir invirtiendo y pusieron en marcha Burgos Bike Rental, una tienda de bicis en la que los peregrinos pueden alquilar una bici para realizar el Camino Francés o la ruta que ellos prefieran.

El Camino de Santiago es hoy uno de los principales atractivos de Belorado, un pueblo de menos de 2.000 habitantes que, en su día, fue uno de los motores económicos de la comarca gracias al comercio o la industria. “Está claro que el Camino de Santiago da la vida a los pequeños pueblos por los que pasa. Ahora en invierno, que baja bastante la afluencia de peregrinos, Belorado parece algunos días un pueblo fantasma. Pero en primavera y verano, solo ves vida”, asegura Fernando.

Él tiene claro que su vida está aquí: entre San Miguel del Pedroso y Belorado. Y que, pese a las dificultades o que determinadas expectativas no se cumplan, este es su sitio: “Cuando decidimos venirnos fue una elección libre, una decisión en firme y estamos muy contentos”, concluye.

Miles de personas y cientos de pueblos podrían haber tenido su espacio en este post. Pero aquí queda nuestro pequeño homenaje a esa España rural que resiste y se reinventa cada día. Si este viaje por los pueblos y las gentes del Camino Francés ha despertado vuestros recuerdos del Camino y queréis volver a sentirlo, os sugerimos que os llevéis a casa alguno de los productos creados por artesanos locales.

Y para ello podéis echar mano de Correos Market, plataforma con la que Correos facilita la compra online de productos locales y da visibilidad a sus creadores y a las zonas en las que se originan. No dudéis en echarle un ojo. Y recordad: #YoMeQuedo en el Camino de Santiago.


Comentarios
Yo mismo
La mejor tienda del cebreiro sin duda Artesanía grial
13-12-2019

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